Manejo del Estrés en el 2020
Actualizado: 5 oct 2020
“Salir a la calle me estresa”, “Todo ese tiempo encerrados estuvo muy estresante”, “Esta “nueva normalidad” me tiene estresada”. ¿Te suenan algunas de esas frases? Estamos seguros que sí, las escuchamos a menudo y otras cuantas veces somos nosotros quienes las decimos. Pero, ¿tienes idea de lo que es realmente el estrés?

¿Qué es el estrés?
Hay momentos que nos llevan a un estado de tensión producto de los nervios, puede ser por inconvenientes laborales, alguna discusión familiar o cualquier otra situación pesada y desagradable para nosotros. Cuando eso pasa, experimentamos una serie de reacciones fisiológicas que responden a un impulso natural de nuestro cuerpo para afrontar situaciones que requieren de especial atención o cuidado. Es parte de nuestro instinto de supervivencia.
El estrés, per se, no es una reacción negativa, ya que, al aparecer en momentos que así lo requieran, puede llevarnos a tomar decisiones rápidas que nos ahorren ciertos disgustos. por ejemplo; vamos caminando por una calle oscura y vemos en la distancia a alguien sospechoso, eso activará el estrés en nuestro cuerpo y nos hará cambiar de dirección o tomar alguna medida preventiva, evitando así un posible asalto.
El problema está cuando esa sensación escapa a nuestro control, ocasionado diversos tipos de estrés, como:
Laboral: ¿Sientes que en el trabajo te exigen más de lo que puedes dar?, ¿Tus superiores ignoran tus logros?, ¿por alguna razón tienes relaciones conflictivas con quienes trabajan contigo? Si es así, es muy probable que estés experimentando estrés laboral.
Post-traumático: aparece en aquellas personas que han vivido situaciones extremas y/o aterradoras, donde ha estado en peligro la vida o se sufrió algún daño físico o emocional con consecuencias que se mantienen en el tiempo.
Patológico: es el que se experimenta de forma extrema y suele prolongarse en el tiempo, causando un constante estado de angustia que puede desembocar en consecuencias físicas.
En los casos antes mencionados es necesario recurrir a profesionales que te ayuden a manejar esas emociones y sentimientos, para así evitar que tu cuerpo sufra consecuencias.
Para que el estrés no se apodere de nuestro día a día, hay algunas técnicas que podemos aplicar:

Ante todo, identifica que lo que estás sintiendo es estrés
Todos reaccionamos a nuestra manera cuando estamos estresados, algunas personas sufren dolores estomacales, otras tienen dificultad para conciliar el sueño y hay quienes entran en estados irritables. Reconoce cuál es tu reacción o reacciones específicas, ¿te cuesta dormir?, ¿te enojas con facilidad?, ¿o te da dolor de cabeza? Si esas reacciones son intensas y se mantienen en el tiempo, son consecuencia entonces del estrés. Una vez que las identifiques, podrás comenzar a tomar acción para manejarlo.

No recurras a conductas nocivas para la salud para “aliviarlo”
Es decir, no caigas en la trampa de beber alcohol o consumir algún tipo de droga, no sólo son mecanismos inútiles para gestionar el estrés, sino que incluso pueden desencadenar su intensificación, además de ocasionarte otros problemas de salud.

Planifica tu tiempo
Establece prioridades que jerarquicen lo que debes hacer en durante día, crea una agenda si es necesario. Tener claro cuáles son nuestros momentos de actividad y nuestros ratos libres, es clave para poder hacerle frente a la tareas urgentes o importantes que tenemos pendientes. Empieza por lo que consideres más necesario y deja para el final lo menos importante.
También hay técnicas efectivas en el campo cognitivo:
No te autoexigas: todos tenemos nuestras limitaciones, conoce las tuyas y acéptalas.
Olvídate de lo que no es prioritario: esto significa saber decir que “no” a aquello que no nos aporta nada a nivel profesional, personal o emocional, pero que a veces consideramos llevar a cabo.
Analiza algunos de tus pensamientos y emociones: si hay algo que te produzca angustia, piensa por qué es así, identificar los motivos puede darte las respuestas para combatir algunos pensamientos y emociones que nos incomodan.
No magnifiques los problemas: a veces tendemos a ver un simple inconveniente como una catástrofe, siéntate a pensar cómo puedes resolver eso que surgió en el camino y verlo en su justa medida. No te ahogues en un vaso de agua.
Evita situaciones estresantes y, si es difícil hacerlo, crea rutinas para sobrellevarlas: suena redundante, pero es muy útil hacerlo, ¿cómo?, evita ir a lugares que no te gusten, frecuentar personas con quienes sueles tener discusiones o salir a tomar aire de manera periódica si vives con alguien conflictivo.
Técnicas de relajación: yoga, respiración diafragmática, meditación. Hay un mundo de actividades y recursos a los que podemos recurrir para darnos una pausa y encontrarnos con nosotros mismo. Elige la que más se adapte a tu alcance y necesidades.
El estrés es uno de nuestros acompañantes en estos tiempos modernos, lo queramos o no. Sobre todo, teniendo en cuenta lo atípico que ha sido el 2020.
Son muchísimas las personas que lo padecen por una u otra razón, algunas veces es manejable por el propio individuo y en otras oportunidades requiere de atención profesional para gestionarlo. Identifica cuál es tu caso y toma acción, tu salud mental y física, te lo agradecerán.